Evocaciones de Sudcalifornia

Pase ud, Licenciado

Una tarde de verano de 1990, me dice mi gran amigo y hermano David de La Paz ¿ puedes acompañarme a Comondu ahorita. Regresamos mañana? Si.
Y ahí vamos pasadas de las cinco. Entre charlas y recuerdos, llegamos al Valle. Cuando pasamos por Villa Morelos pregunto ¿ Oye hermano a que vienes? Traigo un encargo del licenciado Manríquez, para tu hermano Heriberto.- David era el principal operador político.
Se me ocurrió otra pregunta ¿ Reservaste habitaciones? Si. Las hicieron en el Conquistador. Ah, ok.

Entramos a la ciudad y enrumba hacia la casa de Heriberto. Este nos recibe con cariño. Y sin más preámbulo nos lleva a la mesa. Mi hermano generoso como fue montó un espectáculo gastronómico apetecible; camarones, langosta, frijoles refritos , salsas. Y una sopita de almejas. Con el rabillo del ojo veo que David se va directo a los frijoles refritos que aquí entre nos es su alimento preferido. De los beans a la almeja. Y de esta a los frijoles. Yo le entro a todo.
Después de la cena vienen los postres y entre ellos un chacoteo entre los tres,. Carcajadas a rabiar y al borde del desmayo. A las once, me Mira David y me hace señas de que Vamonossss.

Nos despedimos. Y ahí vamos por las calles de la ciudad. Noto en la frente de David sudor. Y veo que le clava contra su costumbre la patita al acelerador.
¿ Qué pasa hermano? El sudor no cesa. Tampoco los acelerones de la nave. Sube obvio la velocidad. Y sigo preocupado. Y vuelvo a preguntar ¿ Qué pasa ?
Y no le queda más que confesar “

Me urge llegar al hotel. Ya no aguanto quiero ir al baño.”

Ya sabiendo el problema y llegando al hotel me bajo corriendo. Le pregunto a la recepcionista por las habitaciones. Y dice con un tajante no. Y no hay. Estamos llenos.

Observó que al costado de la recepción hay un baño. Volteo a. ver a David y me manotea. Salgo a la calle y abro el carro y lo llevo al interior del hotel.
David saluda a la gente que está en la recepción con un buenass nochessss, apretando los labios y arrastrando las patitas. Lo conduzco al cuartito. Abro la puerta y exclamo con alto volumen – Adelante Licenciado!

Otra vez a la recepción. La muchacha me ve asombrada. Y asustada. ¿ Que hizo señor? Hice que mi jefe pasara al baño. Eso hice. Tenía emergencia.
Del cuartito salían ruidos raros. Unos quejidos y resoplidos- ahhhj, argghhh. Y al final un asaasss.

Otra vez la muchacha me habla- ese cuarto no es baño. – Tenga. Y me extiende un papel sanitario.

De manera discreta me acerco al cuarto que era una bodeguita. Y aviento el rollo.

Y otra vez a la recepción. Y la muchacha está con otro semblante y muy amable me dice. Perdóneme fíjese que si hay reservación.

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Jesús Chavez Jimenez
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