El día que yo nací,
Fue una fecha muy mentada,
Una fría madrugada
Que cantó el cantacurrí.
Las ranas con frenesí,
En armonía Croaban,
Unos perros aullaban,
Augurando la llegada,
Celebraban entre sí.
Mi papá mandó enseguida,
A Basilio en estampida,
Por la lírica partera,
Cortando por el atajo,
Del arroyo, cuesta abajo.
Cuando llegó la partera,
Mi Hermano ya estaba afuera,
Mi mamá se desmayó,
Cuando vio que éramos dos.
Pa” calmar tal desatino,
Mi papá, se echó unos vinos,
Y ante todos exclamó,
¿ Será posible que yo,
No los pueda mantener? .
Mi Tata muy oportuno,
Dijo con sana intención,
Yo me quedaré con uno,
Con la venia del Señor.
Mi papá reflexionó,
Nos quedamos con los dos,
Por algo los manda Dios.
Alimento, no faltó,
Pero tampoco sobró,
Escuela hizo mucha falta,
La cultura se amamanta,
Y a buenos autodidactas,
Mi papá nos enseñó.
Virgilio Murillo Pérpuli.
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