San Miguel de Comondú B.C.S. (2007)
Un oasis Natural,
Donde la armonía se siente, Invitándote a formar,
Parte de este original ambiente Comulgar con la natura,
Es sentar un precedente, Que sin tregua nos augura,
Que Dios mora en las alturas, Y también aquí presente. Un sol claro y refulgente
De calor reverbera, La “cachora” en un mezquite,
Sin menearse se asolea. El rumor de las palmeras,
Que con un soplo inocente, Cadencioso e insistente,
Lanzan sinfonía suprema, Cuando un viento misterioso,
Las estruja y zarandea. Irrumpiendo con su canto,
La paloma pitahayera, Y de pronto se atraviesa,
Una indomable “churea,” En busca de una serpiente,
Cascabel o “chirrionera. ”Las “auras” escuetas vuelan,
En círculos que agoreras, Anuncian una tormenta,
que hace falta y ya se espera. Cuando la tarde pardea,
la “chacuaca” ya se aplaca, Y Se acurruca la “churea. Murciélagos presurosos
temblorosos aletean, Con radares misteriosos
sin chocar se tambalean.
Noches tranquilas, serenas,
donde tiemblan las estrellas, Tan hermosas como aquellas,
llenas de ilusiones bellas, Y cuando la luna llena,
el mapache se desvela, Escarbando una raíz.
o lombriz o sanguijuela, En las frías madrugadas,
el tecolote campea, Con su vuelo silencioso,
embrujado y misterioso, Y sin que nadie lo vea,
canta triste y tenebroso, Escondido en una cueva. Esto nos hace pensar,
en Dios que todo lo crea, Te involucra y te armoniza,
porque formas parte de ella. Virgilio. Que descansada vida,
la del que huye del mundanal ruido, Y que va por la senda donde han ido
Los pocos sabios que del mundo han sido.
Virgilio Murillo Pérpuli.
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