En muchos aspectos hemos mejorado como sociedad, en otros no; hace cuarenta años cuando acudíamos a la playa –que era muy frecuente en época de calor– observábamos que la mayoría de la gente dejaba la basura regada por todos lados, ahora por lo general la recogen y se la traen, aspecto que hemos mejorado y hemos mejorado mucho, sin embargo como sociedad todavía nos hace falta hacer conciencia en muchos aspectos, asumir responsabilidades y tener una mayor fraternidad.
El covid nos ha exhibido como una sociedad irresponsable e inconsciente, por más que se hacen llamados a seguir los protocolos sanitarios –lavarse las manos, utilizar anti-bacterial, usar cubre-bocas, mantener la sana distancia, evitar aglomeraciones y quedarse en casa– terminamos haciendo los que nos viene en gana, basta y sobra que se relajen las medidas sanitarias o el semáforo se mueva hacía un nivel más bajo –y en veces ni eso– para que se llenen playas, restaurantes, centros nocturnos, bares etc., en medio de una gran irresponsabilidad, el virus está aquí, no se ido, solo espera un pretexto para esparcirse; en este aspecto seguimos fallando.
Cierto, hemos fallando en casa y fuera de casa, en casa porque somos demasiados alcahuetes, tolerantes y desobligados; fuera de casa porque recibimos una pésima educación, el control de la educación en este país está en manos de las mafias del SNTE y de la CNTE, la reforma educativa ciertamente punitiva de Peña Nieto la tiró el nuevo gobierno de la demoledora 4T, reforma que significaba un primer paso para poner orden el sector educativo donde el tráfico de plazas era de curso corriente, reforma con las que se pretendía sentar las bases para una hacer una verdadera y profunda reforma educativa, hoy quedamos peor, sin la jícara y sin la miel, sin reforma y sin orden en el sector educativo, la educación en manos del SNTE y de la CNTE imagínense en manos de quiénes estamos.
Antes –cuando habló de antes me remontó a treinta o cuarenta años atrás– pensar que un homicidio o robo quedara impune era impensable, la teoría o tesis en ese entonces era que en “BCS no había escape, solo bastaba cubrir la carretera al norte, el aeropuerto y la terminal de transbordadores y ya”, teoría que reinó muy poco tiempo, ahora los homicidios pasan a ser homicidios no esclarecidos o bien adquieren rangos de magnicidios (o asesinatos políticos) o sencillamente crímenes perfectos, en cuanto a los robos sin pasar por ninguna aduana –de ser investigados o sancionados por la autoridad– se convierten en robos del siglo; nadie supo nada, nadie vio nada.
Desde hace unos años para acá ha surgido el dramático problema de las desapariciones de personas, tema todavía con muchas lagunas y misterios por esclarecer no obstante que es un problema recurrente que le duele a la sociedad como duelen los levantones, los atracos, los feminicidios, secuestros y las violaciones; es increíble ver grupos de familiares de desaparecidos buscando a sus seres queridos en tumbas clandestinas, inconcebible pero dramáticamente cierto.
Desconozco en qué momento comenzaron las desapariciones de personas en el estado y sobre todo el porqué surgieron, tema por demás complicado que se debe investigar y sobre todo enfrentar con todas las fuerzas del estado, duele ver a familiares de desaparecidos buscando a sus seres queridos en tumbas clandestinas, de verdad que duele, preguntó en qué momentos fallamos como sociedad, en qué momento el estado se relajó y asumió actitudes omisas ante este tipo de casos que tanto lastiman y hieren a la sociedad.
Urge revisar los sistema de procuración y administración de justicia en el estado, una revisión a fondo, profunda, que permita que el estado siga garantizando la aplicación de la ley, juicios apegados a derecho y mejorar de fondo los órganos jurisdiccionales destinados en la aplicación y administración de justicia; evaluar ministerios públicos y jueces; la mala aplicación y administración de la justicia en BCS es y ha sido uno de los reclamos más sentidos y reiterativos de los sudcalifornianos.
Todavía queda mucho por hacer, ojala que nunca el estado pierda la obligación suprema de garantizar la aplicación y observancia de la ley, esperamos que en los relevos que se generarán con la llegada de un nuevo gobierno tanto en el H. Tribunal de Justicia como en la Procuraduría General del estado lleguen a los puestos que queden vacantes perfiles (personas) profesionistas capaces, con ganas de hacer bien las cosas, comprometidos con la ley, con Baja California Sur y consigo mismos, ojalá. ¡Qué tal!.
Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a victoroctaviobcs@hotmail.com
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