El acabamiento
Era gordo, bajito de estatura, panzón, cuello ancho y corto, colorado, bigote ralo, dos o tres pelitos en la barba, mirada esquiva, desdentado arriba, tendría unos cuarenta años.
Era gordo, bajito de estatura, panzón, cuello ancho y corto, colorado, bigote ralo, dos o tres pelitos en la barba, mirada esquiva, desdentado arriba, tendría unos cuarenta años.
Duraba como seis horas el bendito programa que dirigía Raúl Velazco, era un programa de variedades estelar de Televisa adonde acudían artistas de todo el continente pues salir en Siempre en Domingo
Antes de los setentas, los médicos eran profesionales liberales que al salir de la escuela ponían su consultorio, se empleaba en una clínica y, unos más que otros, llegaban a tener una vida cómoda.
Se llamaba Lorena, habrá tenido unos siete, ocho años, tenía una enfermedad crónica rarísima que se llama algo así como fibromatosis larínge
Que cosa más aburrida era acudir a la clase de educación física en la secundaria Manuel F. Montoya –y creo que en todas las secundarias
Los Beatles nos habían dejado colgados de Let it be y en La Paz el ambiente de la música era más variado, sobre todo, había una estación de radio sui géneris
Hace tiempo me regaló mi amigo Bernabé Meza –que debería ser mi pariente- un USB con las “Las 500 Mejores Rolas de Rock” según la revista Rolling Stone
Supongo que fue en los años setentas cuando un programa de la Secretaría de Salud, expidió reconocimientos y título de enfermeras, a una serie de comadronas y señoras
No, por favor, ahorita la voy a pagar, no me tardo- le suplicaba al empleado de la CFE un joven corpulento que enviaron un ocho de agosto a que me cortara la electricidad
Tenía una pata de palo, era bebedor y se dedicaba a destapar los caños. Cuando el sistema de mayates que recogían los desechos