Hay quienes somos tercos
Si perdiera la voz
y no pudiera ni en grito
ni en susurro decir cuanto te quiero
podría hacer poemas
Si perdiera la voz
y no pudiera ni en grito
ni en susurro decir cuanto te quiero
podría hacer poemas
No era ni la sombra del hombre imponente y aguerrido, protagonista del zafarrancho aquel que le contó la muchacha de la cocina
Francisco Talamantes Aguilera era la viva estampa del terror reflejado en el espejo tembloroso de esos ojos desmesuradamente abiertos.
Una tarde de franca rebeldía echó al sesto de basura los puntos y las comas y entonces dijo tantas cosas
Una tarde de franca rebeldía echó al sesto de basura los puntos y las comas y entonces dijo tantas cosas
Ella se fue ese día; pero en realidad hacía mucho tiempo que se había marchado. Nadie en casa notó su ausencia
El sábado pasado la tormenta Olaf nos pasó por encima. La lluvia pertinaz fue abriendo pequeñas zanjas por la pendiente del terreno, deslavando las piedras y el tepetate y luego se fue culebreando loma abajo
Un chanate se posa sobre el cable de la acometida eléctrica y se queda quieto, como oteando los rumores del monte, sereno e imponente en su pequeña figura silenciosa; profundo como la negrura de sus plumas que apenas se balancean con el viento fresco de la playa.
Recuerdo que había tenido que irme a vivir junto a ella para cuidarla en los últimos años de su vida a pesar de que mi viejita
En estos días, en los que el miedo se nos enreda como mala hierba en los tallos de la nostalgia