18. ¡Si no es profe!
La vida se inunda y rebosa de cosas chuscas; te juega bromas, te da dolores de cabeza y de otros tipos de dolores, también; mientras otras tantas pasan absolutamente inadvertidas.
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“No se escribe porque se tenga algo que decir,
sino porque se tiene ganas de decir algo.”
E.M. Cioran.
Desgarraduras, 1983.
La vida se inunda y rebosa de cosas chuscas; te juega bromas, te da dolores de cabeza y de otros tipos de dolores, también; mientras otras tantas pasan absolutamente inadvertidas.
Transcurría el penúltimo semestre y concluiría, dentro de muy poco tiempo, con mis estudios profesionales; fue aquí cuando me enteré de la posibilidad de titularme automáticamente.
Iniciaban, a toda marcha, nuestros compromisos estudiantiles, en el nivel profesional. Nuevas personas ingresaban a nuestras vidas, nuevos profesores, nuevos amigos; algunos serían solamente pasajeros, otros se quedarían para siempre.
En los albores de la inauguración y puesta en marcha de la unidad minera de la empresa Roca Fosfórica Mexicana, en San Juan de la Costa, en el municipio de La Paz, BCS, me tocó la suerte de conocer al ingeniero Santos Carlos Aréchiga, ingeniero minero de profesión y sudcaliforniano de origen.
De grandes gentes está compuesto el mundo, aunque sintamos que no lo parezca y por momentos perdamos la calma y la capacidad de seguir creyendo en la humanidad.
Octavio es el hijo varón más pequeño de una familia de origen sinaloense, que llegara para quedarse en estas tierras sudcalifornianas
Hombre exageradamente unido a su familia. Nacido en Quiringüicharo (La Hacienda), en el bello municipio de Ecuandureo, en el estado de Michoacán de Ocampo.
Las necesidades económicas lo llevan a uno a tomar decisiones que sabrá Dios, hasta dónde pararán. La construcción, como otras muchas actividades en el mundo económico, llega a puntos de crisis formando atenazantes remolinos que terminan llevándose, engullendo, todo lo que se encuentra dentro de su radio de acción.
El tiempo no hace alto ninguno y continua, irremediablemente, transcurriendo. Nunca se detiene para esperarnos
Eran los primeros días de escarceo en el ambiente estudiantil y recién iniciaban las clases en la preparatoria. Me encontraba con el espíritu cuajado de esperanzas e imaginando una vida placentera, en el futuro cercano.