Evocaciones de Sudcalifornia

El Capiytulio

EL CAPIYTULIO - Miguel Angel Aviles

Estos eran dos amigos que un día les dio por cruzar la frontera hacia el gabacho y allá se hicieron de mulaspedro, levantando un buen billete ,tras largos años de partirse la madre.

Cómo no contaban con familia en México, pues crecieron en un orfanatorio, , del cual se habían fugado, no tenía el compromiso de enviar dinero a este familia y eso le permitió aún más, acrecentar su fortuna.

Un día que amanecieron crudos, fueron en busca de algún lugar en donde poder curarse a la mexicana, con un buen plato de pancita , un menudo , unos tacos de cabeza , caguamanta o un jugo de birria pero, por más vueltas que dieron no encontraron nada y se tuvieron que conformar con lo que en un restaurancillo, una güera descolorida le dio a llamar «Almeja de la pradera” que no era otra cosa que un jugo de tomate con un huevo crudo, salsa inglesa, sal, pimienta y un poco de tabasco.

El Capi si se lo tomó a tragos gordos porque pudo más el hambre, que ya también lo andaba alambrado ,que las náuseas pero Tulio , en una mezcla de fidelidad nacionalista y una repulsión estomacal que no le fue imposible contener al primer intento de empinarse la copa , hizo un intento por cubrirse la boca para correr hacia afuera del local , más sin embargo ,cual perro con parvovirus ,soltó un disparo de regurgitación masiva y espesa , únicamente visto ,según registran las crónicas de la antigua California de los autores Rogelio de Avilés y Jorge Aníbal de Arnaud ,allá por los años ochenta en una famosa tortería llamada «El Tiburón » de esa otrora Santa Cruz.

Desde esa vez El Capi y Tulio juraron por la virgencita de Guadalupe, que ningún otro compatriota habría de pasar por ese trago amargo que ellos vivieron e invirtiendo todos sus ahorros ,se dieron a la tarea de poner un restaurante de autentica comida mexicana, que abriría las 24 horas del día, mismo que tendría su sede en la puritita capital .

Fue así como meses más tarde y echando la casa por la ventana , abrió sus puertas » EL CAPI Y TULIO » -All the mechanical inside-, que además de una infinita gama de antojitos mexicas , tenía la peculiaridad de ofrecer, cada fin de semana , lo más variado en caldos y potajes para abatir hasta la mas epileptica cruda ,en un dos por tres.

Aquello fue un éxito rotundo y cada fin de semana, ese espacio parecía un día en el barrio de Tepito, un festejo en la Minerva de Guadalajara, un mediodía en La Cerve de Chihuahua ya que un noventa por cierto de paisanos, y únicamente la suma de un diez de gringos rojos y cacarizos, llenaban de bote en bote ese bodegon que ya pedía a gritos una o dos sucursales más, si era posible.

Con el tiempo, decir Capi y Tulio en el país vecino, era como decir acá en Mexicatitlán de las garnachas, Paleteria «La Michichocana», o un Oxxo, o Farmacias Guadalajara o Gorditas Doña Tota y no había ciudad a dónde fueras y no había condado donde llegaras ,en los cuales no se pudiera despertar uno con unos botes entre pecho y espalda, con la seguridad de que a tres cuadras de la casa las puertas abiertas de Capi y Tulio te estarían esperando para sacarte todo el demonio que traías adentro , por más alburero que esto también parezca .

Para cuando menos pensaron , CyT ya estaba cotizando en la Bolsa de Nueva York y garantizaba no se que tantos empleos que se pueden resumir en un chingo , dándole prioridad a sus compatriotas pero sin dejar a un lado a dos o tres parias estadunidenses y un centenar de latinos a quien se le quemaban las habas por traer puesta la camisa de tan prestigiada cadena de levanta muertos .

Un día ,sin embargo , Capi y Tulio quisieron formalizar esa relación obrero – patronal que tan buen binomio habían hecho y ,casi a modo de agradecimiento ,firmaron un contrato colectivo de trabajo , con tan mal tino que se dejaron aconsejar por el pariente de uno de sus empleados que, según les dijo, encabezaba a grandes masas en una ciudad fronteriza del norte de México pero que no era ni Baja California, ni Chihuahua ni Coahuila, ni Nuevo León ni Tamaulipas y que era un dechado de virtudes y decencia.

Durante un par de años esa firma fue un aliento y una estabilidad laboral que les pareció un fin de semana de luna de miel . Todo acabó cuando el sindicato quiso renovar a su dirigencia y Capi y Tulio pagaron los platos rotos , incluyendo esos que aún no se quebraban .

La gente del pariente del líder perdieron las elecciones para renovar la dirigencia sindical y orangutisados por una votación que no esperaban , tomaron las instalaciones de la matriz del Capi y Tulio y sin miramiento alguno , acabaron con todo lo que encontraron a su paso , buscando no a quien se la hizo si no a quien se la pagara a fin de continuar rascándose los huevos, por los años que se pudieran , en nombre de la democracia .

Hasta el cierre de esta edición los vencedores exigen a los derrotados que ya se dejen de mamadas y que reconociendo el triunfo , busquen en cualquier periódico la sección de empleos y como nunca lo han hecho en su vida , se pongan a chambear como la gente .

Los perdedores desde muy temprana hora quisieron manipular a sus fansticis devotos a través de las redes sociales pero se desprendieron el prepucio ya que Facebook e Instagram bloquearán sus cuentas durante el resto de su mandato.
El Capi y Tulio , mientras tanto llevan un par de días en vela, sin comer y sin dormir como el perro negro de Don Julián, pues existe en ellos el temor fundado que de un momento a otro regresen esos Homo sapiens vestidos de insurgentes y quieran tomar por asalto lo que tantos años les ha costado .

Ni madres , dijeron al unísono este par de antítesis de López de Santana ,de aquí no nos moverán. No se saldrán con la suya (ni con la de nadie). Nosotros, bien lo saben, somos cómo ese gran filosofo griego Juan Gabriel: «por las buenas somos muy buenos, pero por las malas somos muy malos, tanto como una cruda espantosa o una Almeja de la pradera con tomate y un par de huevos crudos .

Hecho ese juramento, ambos dos, se fueron a dormir.

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Miguel Ángel Avilés Castro
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