Alguien platicó hace mucho, que una ocasión el Conono iba a pelear en una arena deportiva contra no sé quién, que venía a boxear desde los Mochis, Sinaloa. No pues, ahí estaba el Conono, listo para echar chingazos.
En primera fila estaba presente y muy atento a la pelea, el Gobernador del estado Hugo Cervantes del Río. Cuando tocó el turno de la pelea del Conono, el pinchi Conolandia le arrebató el micrófono al anunciador y se acercó al ring side y gritó al micrófono: «esta pelea, se la dedico a usted, licenciado Hugo Cervantes».
No, pues el respetable público aplaudió a rabiar, y el tricílabo ¡Co-No-No!, ¡Co-No-No!, retumbó en el coliseo local, emocionando a los allí presentes. Pa’ no hacerles largo el pinchi cuento, le arrimaron una putiza al púgil local. Casi lo noquean en el tercero, cuarto y quinto round, hasta que el gerente de Pancho Metralla, el internacional referee Ray Solís le levantó el brazo al de Los Mochis. El Conono, semi atarantado como pudo tomó el micrófono, le dió click en ON, le pegó unos tres resoplidos y encaramado en la primera cuerda del cuadrilátero, enfrentito del mero mero Hugo Cervantes, viéndolo directamente a los ojos le espetó:
¡Pinchi salado! y se bajó del Ring rumbo a los vestidores, sobándose, con la toalla al hombro…
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