Evocaciones de Sudcalifornia

La mesa de la “Ballena”

La mesa de la Ballena - Victor Octavio Castro

En memoria de mi viejo, Félix Octavio García Collins, a 18 años de su partida y de mi abuelo paterno Rafael Collins Collins, a 23 años de su fallecimiento. Descansen en Paz. En febrero de hace ya un par de años –exactamente no recuerdo el año– los Almaraz me invitaron a comer “tatema” de cabeza de res, la comida era en sábado, así que decidí quedarme a dormir allá para el “recalentado” de otro día, muy buen sazón, quedó seca con el sabor bien concentrado al estilo inigualable del “Pilarillo”, buen anfitrión y mejor amigo, los comensales no éramos muchos, la familia y un par de amigos de la familia, ese día comimos tarde porque desde temprano estuvimos botaneando ceviche, sashimi de atún y cocteles de pulpo y ostiones, así que el plato fuerte, la “tatema”, fue para “amarrar”.

Después de comer-cenar y echar una buena y sabrosa platicada nos dispusimos a dormir, le pedí a doña Cloti –esposa de “Pilarillo”– que dormiría en un catre en el corredor porque en la noche me levanto cuatro o cinco veces a orinar y porque fumo, hacía frío, doña Cloti opuso resistencia de que durmiera “ajuera” pero finalmente le gane la partida; noche muy fría y de mucho sereno; en la última levantada a orinar, cerca de las cinco de la mañana, puse agua para colar café, me lave la cara y los dientes con la idea en firme de llenar el termo de café e ir a caminar a la mesa de la “Ballena”, regresar al mediodía al “recalentado” y en la tarde ¡Fierros! para esta ciudad; colé y endulce café, lo eché al termo, me encajé arriba de la sudadera con la que había dormido una chamarra gruesa, prepare el .22, un viejo rifle que le tengo mucho cariño porque perteneció a mi papá que le trajeron de paquete (nuevo) de Estados Unidos a principios de los 60’s, un Remington automático de 10 tiros, y ¡Fierros! pa´ la mesa de la “Ballena”; media brecha la camine con las luces encendidas del carro, aún no amanecía bien.Entré a las intrincadas brechas de la “Ballena” que conozco como las palmas de mi mano –siempre me ha gustado y me ha despertado la atención esa mesa de calichales y tepetatosa, pareja y plana para sembrar viñedos, buen clima, clima mediterráneo, bañada por la bruna y la suave brisa del pacifico sudcaliforniano–, y me dirigí directo hasta la bajada al “Condeno”, allí deje el carro y agarre todo el filo de una cuchilla con el .22 en el hombro comiendo una que otra cirguela del monte y “viejitos”–así los conozco–, una especie de cactus muy espinosos que no miden más allá de .5 cm del ras del suelo, de sabor agri-dulce (ver foto) que sacian la sed, en la caminada de más o menos cinco kilómetros vi una preciosa venada parida con la cría y un “hijuelachingada” que no pude tirarle por la distancia y porque iba botando, la venada y su cría solo las contemple de lejos, mi espíritu ermitaño e intrépido me han permitido disfrutar infinidad de escenas en vivo de la vida salvaje que solo se ven en el National Geografic o en el Discovery Chanel.Caí en una zona tepetatosa donde había muchos “viejitos”, me puse a juntar en un paliacate (paño) que siempre traigo en una de las bolsas traseras del pantalón hasta juntar un buen “wuato” durante la caminada, fuera de la venada parida y del “hijuelachiganda” que arrancó botando no vi nada, así que me preparé para regresar donde había dejado el “andariego” (pick up): Me gusta mucho caminar en el monte, caminar solo, para mí es muy buena terapia, reflexiono, divago, pienso y luego actúo; mentalmente he redactado infinidad de columna que sin llegar a cintillos en los periódicos han sido muy controvertidas y muy comentadas; después de tantos años de abrevar en lo mismo, reconozco que caminar solo en el monte es mi pasatiempo favorito, lo que más disfruto, y como desde hace tiempo hago lo que me gusta porque yo ya no tengo tiempo, lo hago a satisfacción y plenitud.

De regreso con los Almaraz, a eso de la una de la tarde, cansado pero con buen apetito, le entré al “recalentado” de “tatema”, acompañado de ensalada de papas, frijoles fritos y una humeante taza de café ¡Quién te pegó Mayoral! –como dice mi señora–; mientras estaba comiendo le platiqué al “Pilarillo” del “hijuelachingada!” que vi donde iba botando, ¡ah! de inmediato le dio por ir a buscarlo, le di las “coordenadas” como dicen los topógrafos porque yo me vendría esa misma tarde y no iría con él, el animal agarró los lomeríos que dan con el “mesquitito” le dije, después me enteré que no había ido porque le había dado “gueva”; comí, descanse un rato y tras compartirme doña Cloti una “ollita” con “tatema” de cabeza de res y una bolsa de guayabas muy buenas y dulces, retomé la brecha con la rosa fija sobre La Paz “tarareando” “María Bonita” y “Azul” de Agustín Lara y “Varita de nardo” de Joaquín Pardavé, a fin de enfrentar con nuevos bríos el bullicio y la falsa sociedad. ¡Qué tal!.Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a victorocatvioBCS@hotmail.com

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Victor Octavio García Castro
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