Lo primero que llama la atención respecto de la biografía del Ingeniero Modesto C. Rolland es la cantidad de trabajos, de proyectos, de cargos, de logros que ocuparon su interés. Era ciertamente, un ingeniero muy bien dotado, un intelectual del campo de la ingeniería civil como se constata con las obras que escribió, las construcciones que desarrolló, los proyectos en los cuales participó. Otra parte es la faceta del hombre público, de participación cívica, de responsabilidades políticas en una época convulsa, de traiciones, violencia y canallas.
Nacido en La Paz en 1881 cursó los primeros años de estudio en Baja California hasta que se trasladó a Sinaloa a estudiar escuela Normal, tres años después de recibirse de maestro, ingresa a la Escuela Nacional de Ingenieros en donde se tituló en el año de 1909, sin embargo, apenas se recibe como ingeniero, inmediatamente se convierte en profesor universitario y escribe sus primeros textos acerca del “cemento armado”, tema del que sería especialista, que lo llevaría a dar conferencias en todo el mundo. Escribe además un manual de Cálculo, otro de Topografía
Muy joven, participa en construcciones vanguardistas como la sala de exposición de autos Fiat y el restaurante Shirley’s, en ese año que ingresa al Centro Nacional Anti reeleccionista que apoya la candidatura de Madero a la Presidencia de la República. También forma parte del Club Progresista Californiano que funda el profesor Carlos Meza formado por californianos radicados en la Ciudad de México que pugnaban, entre otras demandas, por la separación de la autoridad civil de la militar, gobernadores nativos, mejores vías de comunicación; permisos de pesca, colonización y desarrollo de la agricultura, con tales exigencias, se entrevistaron con el Presidente Madero en diciembre de 1911 y en 1912 es nombrado Director de la Comisión para el impulso del Uso del Cemento Armado. Sucedió con éste nombramiento un hecho inusitado, renunció al sueldo que se la asignó, porque no deseaba que “mi entusiasmo que pudiera traducirse por el anhelo de una canonjía”.
A la muerte de Madero, el Ing. Rolland es perseguido por el nuevo régimen y se refugia en la Ciudad de Nueva York, ahí se adhiere a las teorías socialistas de Henry George. Quizás éste profundo análisis “georgiano” le provee de una robusta conciencia política. Estudia el origen de las riquezas y la producción de pobreza en un estado de mercado libre; la teoría del Impuesto Único – que pregona el gravamen de un impuesto sobre la tierra con la idea que la tierra se convierta en propiedad común. A su regreso a México, funda junto con el Dr. Atl la Confederación Revolucionaria que solicita a Carranza la repartición de tierras “todo mexicano debe poseer un pedazo de tierra”.
Continúa dando conferencias en todo el país, en 1916 es nombrado por el General Alvarado, Presidente de la Comisión Agraria, también reeditan su manual de Topografía. En ese tiempo empieza –adelantado a su tiempo- a mascullar la posibilidad de la nacionalización petrolera. Ese año es electo, en La Paz, Diputado Constituyente y al siguiente año participa en la XXVII Legislatura como diputado del Distrito Sur de la Baja California.
La actividad del Ingeniero Modesto Rolland es incesante: construye un muelle de concreto en Progreso en Yucatán; proyecta la construcción de 11 presas en el país; monta una planta de prefabricados de concreto e intensifica su labor editorial, como editor dos publicaciones El Gráfico y Columbus Publishing y escribe acerca de los problemas nacionales varios ensayos como El Socialismo en Yucatán, Carta a mis ciudadanos, La Neutralidad de México, Salvemos la Patria –el impuesto único- además le escribe a Carranza un documento acerca de problemas y soluciones para Baja California.
Y vaya si fue un adelantado a su tiempo, preparó el primer proyecto de la Ley del Servicio Civil de Carrera. Al finalizar su responsabilidad en la Comisión Agraria, bajo el mando del General Obregón pasa al gran proyecto de desarrollo de Puertos Libres. En 1921 escribe El Desastre Municipal, donde analiza hasta el más mínimo detalle acerca los problemas del Municipio Libre. En ese año funda su propia revista: Hombre.
En 1922 asiste a la Primera Convención de Ingenieros donde propone crear el Instituto para Planeación de Ciudades. En 1923 organizó la Gran Feria Radioeléctrica que fue inaugurado por Obregón y continúa incansable sus compromisos en el ramo de la construcción: construye el estadio y diseña la Universidad Veracruzana, la Ciudad Jardín de Jalapa y muchísimas otras construcciones que fueron abordadas con conocimientos modernos, muchos de su invención. Registró 11 patentes como la bomba de agua movida por viento, los tinacos de concreto, sistemas de vigueta y bovedilla, entre otras.
Del 1930 a 1934 fue Director de Vías Férreas, en 1938 fue nombrado subsecretario de Comunicaciones, en 1939, subsecretario de Economía. Lázaro Cárdenas lo nombra presidente de la Comisión Pro Baja California y a finales de ese año entrega al Presidente una propuesta de acciones para el desarrollo de su Estado, entre otras la extensión de la Zona Libre. En 1941 llega a la gubernatura de Baja California el General Mújica que lo consulta respecto de problemas y soluciones, que nadie como el Ingeniero Rolland conocía.
La actividad constructora, a pesar de ocupar cargos de gran relevancia, siempre formó parte de su labor, en ese tiempo hay construcciones de relevancia nacional como la Plaza de Toros y el –hoy- Estadio Azul. Cuando Ruiz Cortines llega al poder, en 1952 escribe un ensayo que se titula “Efectiva manera de evitar la miseria pública y combatir el comunismo”, algunos vieron en este texto una crítica al inmovilismo o al desvío de la Revolución, de esa manera cesó su actividad pública. Una vez que se retiró de sus responsabilidades en el gobierno se dedicó a la construcción, construyó el Hotel Chulavista de Cuernavaca, el Foreign Club en Cd. de México, la ampliación de la ex hacienda de Miravalle. De sus últimas obras, sobresalen el Plan Maestro del Centro SCOP; de sus últimas apariciones públicas: acompañó a López Mateos, en 1958, a una gira por Baja California. A los 84 años muere en Veracruz.
Como se puede ver, ya es admirable por sus realizaciones vanguardistas en el campo de la ingeniería, mucho más, su actividad política, siempre del bando justo, además de una honestidad a toda prueba: un hombre de una sola pieza. Jamás se olvidó de su Estado, siempre pensó en Baja California Sur y siempre estuvo del lado correcto de la historia.
(Extraído de la obra “Modesto C. Rolland, el Ilustre Sudcaliforniano”, preparado por Jorge M. Rolland)
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