La era virtual
El primer amigo que yo tuve fue en el kínder pero jamás pensé que, eso de la amistad, pudiera durar para siempre.
El primer amigo que yo tuve fue en el kínder pero jamás pensé que, eso de la amistad, pudiera durar para siempre.
Porque eso otro no se sabe. Quiero decir, no se sabe cuándo llegará el día que nadie quiere, sobre todo, si a estas alturas del partido
Ante la ola de delincuencia común y organizada que están viviendo algunas ciudades, propongo que las autoridades encargadas de protegernos
No es en este espacio donde voy dilucidar si existe el destino o no.
En ese lugar, donde ahora se representa a sí mismo para gozar de lo que aún queda de esa fama, un día, hace años, ocurrió aquel infortunio.
La primera vez que renuncié a decir lo que pensaba no sabía que así se llamaba eso.
Fue cuando el ciclón Liza, tocó tierra en casi todo el Noroeste y, no se diga, en el Puerto de Ilusión.
Doña Josefa Ortiz de Domínguez se parecía mucho a una tía mía y Don Guadalupe Victoria portada siempre unos pantalones muy similares a unos calzoncillos de manga larga que usé yo durante los días que tuve el rotavirus, aquella histórica semana que mi madre me negó tres veces, ante la visita en casa del doctor, nomás de pura vergüenza.
En ese año, México sepultaba en la Rotonda de los Hombres Ilustres al primer compositor mexicano cuya música tuvo proyección internacional: Manuel M. Ponce.