(soneto) JLG, Cuinn
Árido lienzo en caprichosos giros,
rugosa piel dispuesta a los quebrantos,
por ti el silencio pierde sus encantos
con voz atronadora de suspiros.
Crujiendo en el descaro vanidoso
pero, ágil, te suavizas al regate,
y entre los jugos verdes del tomate
navegas exultante y jubiloso.
Experto del constante camuflaje
te integras a potajes y otros moles,
cotejas el perfecto maridaje
con tónicos agaves y etanoles.
Me entrego así, sereno y sin ambages,
para dormir envuelto en arreboles.