Recientemente leí el post de un presunto candidato a la gubernatura de nuestro estado, donde aduce que él es la única persona dentro del PAN, que puede vencer a Morena. Como que anda mal ubicado el susodicho posteador; quien actualmente ostenta el cinturón de campeón es el Partido Acción Nacional, no Morena. Morena no es el enemigo a vencer, sino uno de tantos a los que el PAN les debe demostrar por qué es el que está en el poder.
Esto me hace recordar una vieja anécdota del difunto Rogelio Pozo, choyero reconocido por su habilidad para el pleito callejero y el arte de las patadas con botas puntiagudas.
Rogelio desde muy chamaco se desempeñaba como chofer de trailes (trailero) y era muy común que por su vitalidad de jovencito manejara horas y horas por las desérticas rutas de nuestra geografía, sin tomar descanso.
Cierta ocasión, en las fechas que prestaba su servicio militar en el cuartel de La Paz, arribó a su casa como a las cuatro de la madrugada y para las seis de la mañana ya estaba formado cumpliendo con su servicio. Con los ojos enchilados por el desvelo y el cansancio, estando en posición de firmes empezó a bostezar, acto que no pasó desapercibido para uno de los cabos Instructores, quien ni tardo ni perezoso le pegó un culatazo en la espalda al joven Rogelio, quien en un acto reflejo desarmó al cabito y lo tundió a patadas y puñetazos y en un dos por tres ya lo tenía en el suelo sin dejar de echarle chingazos.
Se acercaron otros guachos a quererlo someter pero batallaron, no crean que no, hasta que llegó un subteniente y le gritó que estaba arrestado por golpear a un superior, a lo que Rogelio le contestó: Esta porquería no es ningún superior. ¿No ve cómo lo tengo?
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