San Miguel de Comondú B. C. S.,1950
Por una angosta brecha que hermana a dos pintorescos pueblos, entre tupidas palmeras de impresionantes cerros acantilados una tarde calurosa, con un galón de vino a medio tomar, rumbo a la misión de San José tambalea Don Manuel, al tiempo que lo alcanza Don Abraham, montado en su mula prieta golondrina.
Don Manuel con insistencia, le pide que lo lleve en ancas, Don Abraham se niega rotundamente, ya que su mula es mostrenca y corcoviadora, Don Manuel pensando que no le quiere hacer el favor, se molesta sobremanera y le echa de la madre.
Don Abraham vuelto un bitachi se apéa de su golondrina, con ramal en mano, le asesta un pajuelazo, que lo deja tirado a medio camino y poniéndole el tapojo a su golondrina la monta y se retira tranquilamente a su casa.
Al día siguiente Don Manuel, decide disculparse, con Don Abraham, el cual, al verlo llegar a su casa, pensando que va por la revancha, se sale a media calle remangándose las mangas, de la camisa, dispuesto a enfrentarlo en terreno neutral.
Don Manuel le dice– –vengo a disculparme, porque ayer, por mi culpa nos peleamos, irrumpe Don Abraham,—-pues nos peleamos poco, porque no aguantaste ni el primer pajuelazo.
Don Manuel da media vuelta y se retira, sin chistar palabra y cuentan los vecinos que siguieron tan amigos como siempre, haciendo gala de auténticos Comundeños.
Virgilio Murillo Pérpuli.
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