Evocaciones de Sudcalifornia

Un hombre feliz

Jesús Chávez

No lo trate tanto, como hubiera querido. Ni tampoco me atrevo a decir que fui uno de los muchos amigos que tuvo. Sin embargo con lo poco que convivimos me queda muy claro que el arquitecto Juan Manuel Velázquez Pérez fue un hombre feliz, contento con la vida.

Todavía no me cae el veinte de su fallecimiento inesperado. Tengo todavía la esperanza que sea un mal sueño.

Hombres como el no se van del todo. Quedan siempre en el corazón de quienes los conocimos. Y también quedan grabadas sus imágenes. Una de ellas es su llegada de la contra Costa- Mazatlán- en perfil de conquistador de las Californias. Pero fue aquí conquistado. Una hermosa mujer- su esposa- la belleza del estado, clima. Y el trabajo incesante. Como profesionista tuvo buena mano para la arquitectura.

Es real que tras las grandes obras primigenias en esta hermosa Sudcaliforniana estuvo este equipo: Juan Manuel Velázquez, Salvador Hinojosa Oliva, Héctor Magallanes y Francisco García.

Ellos también fueron los pilares de la creación en la entidad de la Cámara de la Industria de la Construcción que hoy es todo un instrumento impulsor del desarrollo de la entidad.

La vida del arquitecto Juan Manuel está ligado a grandes hombres como Raul Jiménez y Rafael Cervantes Vizcarra que fueron impulsores de su carrera y en especial por su paso en Capfce.

Velázquez Pérez nació el 19 de noviembre de 1944. Y su vida tuvo un objetivo: vivir para servir, construir una familia, ser buen ciudadano y ser uno más de los hombres y mujeres que aportan esfuerzos a través de la arquitectura. Misión cumplida.
Sensible a la lealtad y a la amistad. Hace un par de años le escuché hablarle a un amigo ausente. Al gobernador Ángel Cesar. Le Dijo “

Como hijo, esposo y padre fue un hombre ejemplar; yo digo que tenía una coraza de valores humanos con la cual cubrió y formó a su familia, mostrándoles el rigor del compromiso, el deber y la honradez, pero también del amor que le transmitió a su esposa, Luz Davis y sus hijos. La huella de su vida está impresa profundamente en la política, la cultura, la educación y el desarrollo del Estado”. Palabras que hoy cobran vigencia. Para el.

Leal con sus superiores: Félix Agramont, con sus amigos, Alfonso González Ojeda. Y otra vez: Salvador Hinojosa Oliva.
Puedo decir mucho del arquitecto. Pero apegado a su estilo discreto y muy modesto concluiré recordando nuestro último encuentro. Estaba ahí, sonriendo. Y charlando. Hablamos de todo. Y más del placer Que le descubrí ese día. El recordar su llegada al Paraíso California. Su gente, su comida, las anécdotas, la picardía. Los apodos. Y el calor de los hogares. Eso disfrutaba.

Y eso hoy le dice Adiós arquitecto. La conquista anhelada se invirtió para hacerlo un hombre feliz.

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Jesús Chavez Jimenez
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