Evocaciones de Sudcalifornia

¿ Y el monito?

Y los monitos - Jesus Chavez Jimenez

No conocí la rosca de reyes, hasta los trece años. Y el pavo de navidad hasta los catorce. Pero al contrario fui merecedor de la rica comida elaborada por mi madre: buñuelos, tamales, gorditas de horno. Los famosos chiles rellenos. La espesadura El platillo icono de nuestra raza el chile colorado con carne de cerdo. Y muchísimos manjares más.

En mi casa nunca se apagaba el fogón, menos el apetito. Entonces en navidad, Año Nuevo y reyes, era eso el menú. Pero el 6 de Enero de 1972 muy temprano me encontre en la entrada de la Secundaria al maestro de maestros Alejandro Mota Vargas, director. En cuanto me ve grita “ Chaveta” venga Y volé. Me dice: mire, por la tarde vengase bañado, una mejor ropita. Peínese. Y zapatos boleados Lo voy a invitar a una cena a Constiucion. Ándele, sáquese de aquí. Y a las seis nos vamos. Y libre la aduana con mi madre. Y advierte: te quiero aquí antes de las Diez. Y ahí vamos 38 kilómetros de risa con el maestro. Le inventaba chistes y anécdotas. Y me las festejaba. Llegamos a una casa muy bonita. Jardines preciosos. Y en el comedor estaban como quince comensales. Eran compadres de mi maestro. Y libres dos sillas y los cubiertos puestos.

Empieza un comelitón de santo Dios. Me presento entre bocado y bocado” Chavetas, es mi alumno. Y lo invité. Todo elegante. No conocía las servilletas de tela. Ni tampoco había estado en un comedor grande, bonito. En los finales la anfitriona pone en el centro una rueda de pan. Mi maestro se echa un discurso muy bonito. Se nos sirve un chocolate caliente, riquísimo. Y las hijas de los anfitriones nos pasan a cada uno un cuchillo para cortar un troncho de ese panesote. Hago lo propio. Y me sirvo con la cuchara grande. Un tronchón. Empiezo a engullir. Y sopas! que siento algo duro en mi boca. Me duelen los dientes. Y con discreción rescato esa cosa blanca. Y la guardo de manera discreta. Sigue la cena. Y de pronto, casi a las nueve todos empiezan a preguntar ¿ Y el monito? Confiesen. Nadie lo hace. Y se sueltan carcajadas. Hasta el final. Llega la despedida y el retorno. Nos subimos a la guayinona de mi maestro. Y todo el camino pensativo. Serio. Y hasta molesto. No aguanto más y exploto. “ ¿ quien escondería el monito? ¿ quien hará los tamales? Agarre de pronto la onda. Ya no dije nada. Antes a las roscas de reyes, le ponían solo uno. Donde esté mi padrino. Mi segundo padre lo recuerdo con cariño.

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Jesús Chavez Jimenez
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