Evocaciones de Sudcalifornia

Yo tomo café

Yo tomo café desde hace muchas tazas, una hornilla y un aroma de pláticas muy de mañana , en casa, donde un punto de sangre es el origen .

Era niño como el que sigo siendo ,cuando lloro , a veces o cuando me rio de la vida a la menor provocación , asi sea de una sombra que me sigue o de la charlataneria de quienes se creen que son todo ,siendo la nada.

De eso me rio y tambien en ocasiones lloro.

Yo por eso tomo café en el mercado desde hace muchas pláticas , un monton de amigos , y un titipuchal de historias contadas por los propios actores que la vivieron o supieron inventarlas.

Yo por eso lo tomo ahí, en ese lugar donde se finge menos ,diria una vez mi amiga Lucia o Luciana como tambien le digo y es que los mercados, junto con la iglesia principal y la cantina de mas emblemática , son los principales tesoros no escondidos de toda ciudad ,donde logras exhumar las mas bellas habladurias, como si de un mundo raro vinieran.

Por eso fue que un dia empecé a ir a este mercado ,quiza en busca de alguien que no ha vuelto o tal vez para tomarme un jugo de naranja como los que tomé en el mercado Bravo allá en el puerto , al lado de papá y un viento ligero y fresco como el que hoy corre.

Entonces fui un martes, digamos y luego el miercoles y el jueves y así ,como enfermarse con cualquier adición ,esta del café en la que recaia, pero en lugar de mis dealer de antaño – mi madre, una vecina , o mis tias en el rancho- ahora estaba doña Magui, representante eterna ,creí,de doña Elvira de quien ,siendo su hija , decadas atrás habia tomado la batuta de ese cafe del Mercado que llevaba su nombre – Café Elvira ( » Fundado desde 1936 «)- con tal de que existiera para siempre o tres semanas despues,que mas da.

Doña Magui, de bondad a flor de piel y risa de quien lo está observando todo ,sin decirte , estuvo ahi por años dirigiendo la orquesta, recibiendo madrugadas, aguantando a cabrones , saludando a políticos , ofreciendo el pan y la sal , o mirando por la ventana con esos ojos chiquitos , como esperando una lluvia ,o la caida de una nube o o a un nieto o a ese menesteroso al que le daria un café y asunto arreglado.

Doña Magui,eterna, un dia , faltando cinco minutos para no creerlo , me dio la primisia, no sin asombro y carcajadas que ahí,en esos bancos hacia donde apuntaba, habian estado, horas antes la Mujer Maravilla, la Batúbela y Batichica , amanecidas ,llevando en sus espaldas blancos plumajes quienes , venidos de una noche halloween , pidieron un café negro bien cargado pa luego pedir,desde su ronco pecho ,tres platos de menudo al puesto de a lado , los cuales fueron devorados sin miserocordia y se fueron de ahí,como llegaron , quiza a seguir su parrada o ya quien sabe.

Nos reimos juntos y la soledad se nos quedó viendo de reojo.

Doña Magui, un dia quiso dejar todo aquello o fue convencida por sus hijos – los propios ,los que arropó con amor de madre- y se fue a casa , volviendo a ratos , como estirando un amor y una nostalgia que no querian irse.

Poco a poco , ella dejó el café y desde casa , por interpósita persona, nos llegaban razones de la sangre que seguia corriendo por sus venas.

Esta semana,sin embargo , dijo » ya no mas» y antes de otro amanecer , como tantos , cerró sus ojitos chiquitos y nos dejó acaso la noticia para recibirla temprano , al llegar al mercado y saber así que la muerte pidió una taza de café y gustosa,como el trato que le dio a quien quiso ,fue a llevárselo.

Por eso les decia que a veces me rio pero tambien en ocasiones lloro.

Pero nada mas a veces.

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Miguel Ángel Avilés Castro
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