I. Morir en Zarabanda
Con la última campanada de la catedral se fue. Quedó ahí, silencio y Paz. Con su respiro final, llegó un ligero viento acompañado de un sutil, aroma a flores. Naro Parpule habia muerto.
Con la última campanada de la catedral se fue. Quedó ahí, silencio y Paz. Con su respiro final, llegó un ligero viento acompañado de un sutil, aroma a flores. Naro Parpule habia muerto.
A mí. Lo que se refiere respectivamente a mí. No me anden con cuentos. Yo sé todo lo que pasa en los aviones. Y por eso me da miedo volar. Les voy a contar lo que me pasó hace un año. Llegué temprano al aeropuerto de Frankfort. Viaje de ahí a Roma. Tres horas de vuelo. Lo hice por Lufthansa. Pero nunca había visto nada como ese día.
Una tarde de verano de 1990, me dice mi gran amigo y hermano David de La Paz ¿ puedes acompañarme a Comondu ahorita. Regresamos mañana? Si.
Y ahí vamos pasadas de las cinco. Entre charlas y recuerdos, llegamos al Valle
Una, me fascina el cine. Dos, no tengo escrito un cachito de vida, de Ely. ¿ qué relaciones hay en esto? Déjenme que se los diga en unas líneas y en ocasión del cumpleaños de mi Ely.
En las calles de 16 de septiembre y General desconocido, está ubicado un estanquilo donde se vende el mejor café.
Su dueño es Juan Malagamba. Un hombre que arrastra una historia con matices de sorpresas, emociones. Y de bajas pasiones.
Vamos leyendo un trozo de ella.
Chema Martinez, no aguanto mi saludo » Ola Chema tamales» Y me pego una cachetada. Me caliento con eso y nos trenzamos. Y ante la mirada expectante de todos afuera de la Plutarco Elias Calles dimos una buena faena. Salió sangre y las camisas dañadas rotas. Nadie nos separo. Solos le pusimos punto final a la reyerta.
Feo con ganas, pero con un corazón gigante. Así fue José Sánchez Cristino. Un periodista de verdad. Y aunque tuve la sospecha siempre de que era un pirata que desertó de un barco que pasó por San Carlos, la verdad que para escribir era bueno.
Los hombres que caminan;. Incesantes.
Siluetas en movimiento. Rostros tostados por un sol inclemente, ojos sin brillo. Cuerpos sudorosos.-Así si son los caminantes de la transpeninsular.
Estos son uno más de los misterios que cubren esta ruta que sube desde Cabo San Lucas hasta Tijuana.
Zeus Nicolous Laporte, descubrió con mucha sutileza el cuerpo que dormía a centímetros de él. Su esposa Paulette Gomez, fue bajando lenta, pausada, sin prisas, esa sábana de seda. Y poco a poco aparecía el hermoso, escultural cuerpo de Pau. Zeus, lo observo a displicencia. Y después empezó una extensa caricia. Desde la negra cabellera, cuello, espalda, glúteos. Toda su anatomía. Eran las cinco de la madrugada del viernes 31 de diciembre, de 1999. El último día del siglo pasado. Y la escena es en la recámara principal del Yate Mars Black. Este yate tiene el nombre en tributo a otro barco que se llamó asi. Y fue el más grande del mundo. Fue un buque sueco del siglo XVI.
Era el año 1948. Y estamos en San Luis Potosí.
Juan Samuel Montelucas Charpas era un hombre de sangre negra. Cruel, sarracino. Y si le añadimos cobarde y cínico, no pasa nada. También lo fue. Hijo de Juan Montelucas, soldado desertor de San Luis Potosí y de Jassimine Charpa,prostituta húngara.