La primera reseña de Pedro Páramo la escribió Edmundo Valadés a muy pocos días de terminar de imprimirse el libro el 19 de marzo de 1955. Apareció en su columna La Tinta Fresca el 30 de ese mes y ya anticipaba que la obra causaría desconcierto e inquietud a la crítica literaria, como ha ocurrido. La reseña es certera y, como ocurre con las primeras reacciones, se aleja del biografismo para ocuparse de sus méritos literarios. Es notable que tome una expresión de la solapa del libro, elogiando «la ‘perspicacia despiadada y certera’ de tan sin duda extraordinario escritor». El recorte de esta reseña se conserva en el archivo de Rulfo y de ahí se tomó para reproducirla en «La recepción inicial de Pedro Páramo (1955-1963)», de Jorge Zepeda, de donde tomamos esta imagen. No es la única reseña notable entre las más tempranas, pero su valor es evidente.
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